Hoy he visitado tu casa,
he recorrido cada parte de ella,
he contemplado el comedor, tu escritorio,
el living y tu pieza,
cada vestigio que tus años
fueron dejando en las murallas
de aquel espacio en que navegaste con tu letra…
Se que han pasado años y que;
¡Por Dios me hubiera gustado conocerte!,
en fin el tiempo nos supera a todos,
pero en lo residual quedan los hechos,
Cuantas copas hubiéramos compartido
junto al verso que nos brota de los labios,
como aquel desierto florido,
nunca antes conocido,
hubiese sido el cuento;
la poesía de mis tiempos,
que escribiendo los dos,
publicada en estos días,
hubiese aparecido…
Hoy escribo para ti amigo mío,
aunque sé que la distancia entre
lo terrenal y el paraíso,
es un tanto extensa,
pero con el verso que te dedico,
pretendo recorrer en el mismo barco,
en las mismas alas,
aquel camino que dejaste al servicio del planeta,
y a nosotros; entre el azar de los escritos y las letras,
se refleja tu silueta, que guían el sendero del poeta
y que hoy sigo.
Recogiendo en cada sitio en donde voy,
pequeños racimos de hermosa poesía,
que olvidaste en cualquier lugar, en algún instante,
y que gracias a estos versos,
me permiten imaginar,
que pese que te hayas ido,
aquel día en que nos podamos encontrar en el infinito,
te salude; me presente,
y antes de enseñarte lo que en mi vida he escrito;
tu me digas:
“Tranquilo hijo; que yo desde aquí ya te he leído”
José de Arimatea
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2 comentarios:
:)
son las palabras de un buen amigo a un maestro ... me encanto ...... materializaste muy bien tu sentimiento .
saludos .Amy
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